Microgestión: qué es y cómo evitarla

Tiempo de lectura: 9 minutos

Descubre qué es la microgestión, por qué es perjudicial y cómo evitarla. Aprende a delegar de forma efectiva y a empoderar a tu equipo para mejorar la productividad y el ambiente laboral.

La microgestión es uno de los problemas más comunes en la gestión de equipos, pero a menudo pasa desapercibida hasta que ya ha causado daños significativos en la motivación y el rendimiento de los empleados. Si te has sentido tentado a supervisar cada pequeño detalle del trabajo de tu equipo, este artículo es para ti. Descubrirás no solo qué es la microgestión, sino también cómo evitarla, empoderando a tus empleados y mejorando la productividad del equipo.

¿Qué es la microgestión?

La microgestión ocurre cuando un o una líder o supervisor /a controla excesivamente el trabajo de sus empleados, supervisando y revisando cada detalle y tomando todas las decisiones, grandes o pequeñas. Aunque puede estar motivada por el deseo de alcanzar resultados impecables, en la práctica, la microgestión crea un ambiente tóxico, reduce la autonomía de los empleados y desmotiva a las personas.

Señales de microgestión

Es posible que no siempre te des cuenta cuando estás cayendo en la microgestión. Aquí algunos indicadores:

  • Supervisas cada paso: Quieres estar al tanto de cada acción de tus empleados y exiges revisiones constantes.
  • No delegas adecuadamente: No confías en que tu equipo puede completar tareas sin tu intervención.
  • Realizas correcciones minuciosas: Te enfocas en detalles insignificantes, como cómo redactan un correo o el formato de un informe.
  • Tomas todas las decisiones: No permites que tus empleados tomen decisiones por su cuenta, ni siquiera las más sencillas.

Estas prácticas, aunque puedan parecer productivas al principio, tienden a limitar la creatividad y la eficiencia del equipo.

¿Por qué la microgestión es un problema?

Aunque los líderes pueden pensar que están ayudando a sus equipos al involucrarse en cada detalle, los efectos de la microgestión son a menudo perjudiciales. Algunos de los principales problemas que genera son:

  • Desmotivación: Cuando los empleados sienten que no se confía en ellos, su motivación disminuye. Si sienten que cada decisión será revisada o corregida, perderán el interés en ser proactivos.
  • Falta de autonomía: La microgestión limita el crecimiento y el desarrollo profesional de los empleados. Si no tienen la oportunidad de tomar decisiones o resolver problemas, no pueden mejorar sus habilidades.
  • Estrés y agotamiento: Tanto el microgestor como el equipo pueden experimentar altos niveles de estrés. Para el líder, la microgestión resulta agotadora porque siempre está pendiente de todo, mientras que los empleados pueden sentirse constantemente observados y bajo presión.
  • Desconfianza mutua: La microgestión genera una falta de confianza entre el equipo y el líder. El gerente no confía en las capacidades del equipo, y los empleados no confían en que puedan cumplir con las expectativas del gerente.

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¿Cómo evitar la microgestión?

La buena noticia es que, si te das cuenta de que estás cayendo en la microgestión, hay formas de cambiar ese comportamiento. A continuación te dejo algunas estrategias para evitarla y fomentar un ambiente de trabajo más saludable.

1. Confía en tu equipo

La confianza es la base para evitar la microgestión. Si has contratado a personas competentes, debes darles el espacio para que hagan su trabajo. Delega tareas y responsabilidades con la certeza de que las llevarán a cabo de forma eficaz.

Ejemplo práctico:

En lugar de revisar cada correo que envían los miembros de tu equipo, establece expectativas claras desde el principio y confía en que seguirán las directrices. Puedes ofrecer retroalimentación ocasional, pero no necesitas intervenir en cada acción diaria.

2. Define claramente las expectativas

Uno de los motivos más comunes para la microgestión es el miedo a que algo salga mal. Para aliviar esa preocupación, es fundamental que todos los miembros del equipo entiendan claramente cuáles son sus responsabilidades y las expectativas de calidad en el trabajo.

Ejemplo práctico:

Al asignar un proyecto, sé explícito sobre los resultados que esperas, pero deja en manos del equipo cómo quieren alcanzarlos. Esto les da la libertad de ser creativos en sus enfoques, lo que a menudo resulta en soluciones más innovadoras.

3. Fomenta la autonomía

La autonomía no solo libera a los empleados de la presión, sino que también estimula su desarrollo profesional. Al permitirles tomar decisiones y asumir responsabilidades, tus empleados adquirirán nuevas habilidades y confianza en su capacidad para liderar.

Ejemplo práctico:

En lugar de decirles a los empleados exactamente cómo deben realizar una tarea, permite que ellos diseñen el proceso y decidan las mejores herramientas o métodos para alcanzar los objetivos.

4. Da retroalimentación constructiva, no correcciones constantes

En lugar de intervenir constantemente y corregir cada detalle, aprende a dar retroalimentación constructiva. Ayuda a los empleados a crecer al señalar áreas de mejora de forma respetuosa y proactiva, en lugar de simplemente corregir sus errores.

Ejemplo práctico:

Si notas que un informe tiene errores menores, en lugar de reescribirlo, explícale al empleado cómo puede mejorar el siguiente. Esto no solo aumenta su capacidad, sino que evita que sientan que deben depender de ti para cada tarea.

5. Aprende a delegar de manera efectiva

La delegación es una de las habilidades clave para evitar la microgestión. Cuando delegas correctamente, confías en que tu equipo puede encargarse de sus tareas y te concentras en las tareas estratégicas que requieren tu atención.

Ejemplo práctico:

Al delegar un proyecto, asigna a un líder de equipo y dale la responsabilidad de tomar decisiones clave. De esta forma, tú puedes enfocarte en guiar el proyecto desde una perspectiva macro, y no micro.

6. Haz check-ins, no inspecciones

Es importante mantenerse informado sobre el progreso de los proyectos, pero hay una gran diferencia entre hacer un seguimiento y controlar cada detalle. Los check-ins periódicos son una excelente forma de mantenerse conectado sin caer en la microgestión.

Ejemplo práctico:

En lugar de pedir actualizaciones diarias sobre el estado de un proyecto, programa reuniones semanales para revisar el progreso. Esto permite a los empleados trabajar de forma independiente durante la semana, sabiendo que tendrán la oportunidad de discutir problemas o preguntas en un momento establecido.

Los beneficios de evitar la microgestión

Cuando dejas de microgestionar y confías en tu equipo, los resultados positivos no se hacen esperar. Los empleados se sienten más motivados, desarrollan nuevas habilidades y tienen la libertad de innovar. Además, como líder, tendrás más tiempo para centrarte en la visión estratégica y el crecimiento del equipo, en lugar de estar atrapado en los detalles operativos.

Resumen de los beneficios:

  • Mejor clima laboral: Los empleados trabajan en un ambiente de confianza y autonomía.
  • Mayor creatividad y productividad: La libertad impulsa la innovación y el rendimiento.
  • Liderazgo más eficiente: Al delegar correctamente, puedes dedicar más tiempo a las decisiones estratégicas.
  • Desarrollo profesional: Los empleados crecen al asumir más responsabilidad y enfrentar nuevos retos.

Conclusión

La microgestión puede parecer inofensiva, pero sus efectos negativos pueden socavar la moral y el rendimiento de un equipo. Como líder, es tu responsabilidad crear un entorno donde los empleados se sientan valorados y capaces. Implementando estas estrategias, no solo evitarás la microgestión, sino que fomentarás un equipo más autónomo, motivado y productivo. ¡Empieza hoy mismo confiando más en tu equipo y observando cómo florecen!

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