Cómo implementar programas de corporate compliance
Implementar un programa de corporate compliance en tu empresa mejora la eficiencia, reduce riesgos y fortalece la ética. Aprende cómo aplicarlo paso a paso desde tu rol de mando intermedio.
¿Te ha pasado que gestionas un equipo y notas que algo no termina de cuadrar — procesos que “se estiran”, decisiones que “se hacen a medias” o comportamientos que no encajan con lo que la empresa dice que defiende? Si eres gerente o mando intermedio, este artículo va para ti: veremos cómo poner en marcha en tu organización un programa de Corporate Compliance (o “cumplimiento corporativo”) que no quede en los folios, sino que funcione y movilice al equipo.
Índice
¿Qué es el corporate compliance y por qué importa?
Para empezar, definamos juntos qué entendemos por compliance corporativo. Según fuentes especializadas:
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Es el conjunto de políticas, procedimientos y buenas prácticas que una empresa adopta para garantizar que su actividad se ajusta al marco legal, normativo y ético aplicable.
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También se describe como un sistema integral de gestión de riesgos: identifica, previene, detecta y reacciona ante incumplimientos normativos, legales o éticos. EALDE Business School
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En esencia, permite que la empresa opere de forma segura, ética y eficiente en entornos regulados. Protección Datos LOPD
Para ti, como mando intermedio, esto significa que no solo se trata de cumplir por cumplir — sino de generar un entorno donde el equipo sabe qué se espera, cómo actuar y cómo responder cuando hay dudas. Esto mejora la confianza, reduce riesgos y fortalece la reputación de la empresa.
Bases para sentar un programa de compliance eficaz
Aquí tienes tres pasos prácticos para arrancar (y que puedes liderar aunque no seas el director legal):
Identificar los riesgos
Primero, haz una “foto” clara de dónde pueden aparecer problemas:
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¿Qué regulaciones afectan vuestra actividad?
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¿En qué procesos internos hay mayor posibilidad de error o incumplimiento?
Por ejemplo, en protección de datos, blanqueo de capitales, salud laboral, seguridad en la información… según el sector de la empresa. Capability Boosters
Como mando intermedio, puedes juntar a tu equipo y preguntar: “¿Dónde creéis que podemos fallar?”, “¿Qué pasos son confusos?”, “¿Qué necesito para estar tranquilo?”. Esa práctica genera implicación.
Diseñar y comunicar políticas claras
Una vez tienes mapeados los riesgos, toca definir cómo vais a atajarlos:
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Crea un código de conducta y procedimientos específicos (por ejemplo: normativa interna, canales de denuncia, control de terceros).
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Asegúrate de que el equipo conoce estas normas: formación, recordatorios, casos reales.
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Como mando intermedio, tu papel es traducir lo técnico a lo que hace tu equipo: “Esto es lo que significa para nosotros en el día a día”. Esa traducción es clave para que se internalice.
Supervisar, revisar y actuar
No basta con hacer el documento y colgarlo en la intranet:
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Se requiere monitorización: auditorías internas, indicadores, informes periódicos.
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Reacción: cuando algo no funciona, hay que corregirlo, sancionar con coherencia o ajustar el proceso.
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Como mando intermedio puedes liderar la revisión de “casos” simples con tu equipo: analizar qué fue bien, qué mal y cómo evitarlo la próxima vez.
Cómo los mandos intermedios pueden marcar la diferencia
Aquí es donde entras tú con fuerza. Aunque el área legal o de riesgos lidere el programa, tú tienes un rol clave para que funcione a nivel operativo.
Impulsar la cultura
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Cambia el “porque lo dice la ley” por “porque lo hacemos bien”: si muestras que el cumplimiento no es solo un filtro, sino una forma de operar mejor, el equipo lo verá con otros ojos.
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Habla de ejemplos reales (sin buscar culpables): “Hace unas semanas este proceso tuvo un fallo, esto es lo que hicimos para corregirlo” — aprendizaje, no castigo.
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Sé visible: cuando el cumplimiento se traduzca en acciones tuyas (por ejemplo: “Hoy me paré con Marta para repasar el canal de denuncias”), transmites la importancia.
Conectar con el desarrollo profesional y del equipo
Aquí se integra la agilidad organizacional y el crecimiento de las personas:
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Asocia el cumplimiento con autonomía responsable: “Si tú entiendes el para qué y el cómo, puedes tomar decisiones mejor”. Eso empodera.
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Usa el programa como palanca de aprendizaje: formación interna, roles de embajadores de cumplimiento, rotación de tareas para que el equipo vea diferentes procesos.
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Mide no solo “qué hemos hecho” sino “cómo lo hemos hecho (comportamiento)”. Si un miembro del equipo mejora su comprensión de los riesgos, eso es un logro.
Ejemplo práctico paso a paso
Imagina que diriges el equipo de operaciones de una empresa de fabricación. Puedes usar este mini‑plan:
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Convoque una reunión rápida con tu equipo para que identifiquen los 3 procesos que “más quebraderos” les dan (por ejemplo: control de accesos, gestión de proveedores, reporte de defectos).
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De esos procesos elijan uno para empezar: digamos “gestión de proveedores”. Mapearán quién hace qué, qué controles existen, dónde puede fallar.
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Define una política simplificada: “Todo proveedor nuevo debe pasar checklist X y recibir formación breve de seguridad” + “Informe mensual de proveedores sin formación”.
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Comunica al equipo qué cambia en su rutina diaria (por ejemplo: “Cuando incorporemos un proveedor nuevo, tú marcarás que complete la formación antes de empezar”).
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Cada mes revisa: ¿Se ha completado la formación?, ¿Hubo proveedor que no la hizo?, ¿Qué incidencias tuvimos? Ajusta o refuerza.
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Y lo más importante: comparte los resultados (aunque sean modestos) con tu equipo como victoria compartida: “Gracias a que hicimos bien esto, evitamos una incidencia”. Eso genera compromiso.
Errores comunes y cómo evitarlos
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No involucrar al equipo desde el inicio: Se “manda” compliance desde arriba y nadie lo hace suyo. Evítalo preguntando y colaborando.
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Hacerlo solo “porque la ley” y hablar solo de sanciones: Mejor hablar de integridad, confianza, operación más fluida.
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No actualizar el programa: Si cambia algo en regulación o en la forma de trabajar del equipo, el programa queda obsoleto. Programa revisiones periódicas.
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Formar solo al inicio y “olvidar”: La formación debe repetirse, actualizarse, contextualizarse.
Al terminar, recuerda que un programa de corporate compliance funciona cuando se convierte en parte del día a día del equipo, no en un manual que nadie abre. Como mando intermedio tienes el terreno para que esto suceda: para conectar la estrategia con la operativa, poner a las personas al centro y hacer que “cumplir bien” también sea “trabajar mejor”.
Para cerrar, recapitulemos: hemos visto qué es el compliance corporativo, por qué importa, cómo diseñarlo en tres fases, qué puedes hacer como mando para que tenga impacto y cuáles errores evitar. Ahora te invito a plantearte una pregunta: ¿qué pequeño paso darás esta semana con tu equipo para avanzar en este camino hacia una operación más segura, ética y fluida?

