Cómo gestionar personas tóxicas en el trabajo
Aprende a gestionar personas tóxicas en el trabajo con estrategias prácticas y consejos efectivos para líderes y mandos intermedios que buscan proteger la dinámica de sus equipos.
Gestionar a personas tóxicas no solo es un desafío emocional, sino también una prueba directa de tu capacidad como líder. Pero aquí viene la buena noticia: puedes resolver esta situación sin convertirte en «el villano o villana», sin ignorar el problema y, lo más importante, sin afectar la motivación de los demás. ¿Cómo? Sigue leyendo.
Índice
Entiende el origen
Nadie se despierta un día diciendo: «Hoy quiero ser tóxico en el trabajo». Las actitudes negativas suelen ser el reflejo de algo más profundo: estrés, insatisfacción laboral, problemas personales o incluso la falta de habilidades para trabajar en equipo. Antes de actuar, hazte esta pregunta: ¿qué está provocando este comportamiento?
Una buena forma de descubrirlo es hablar con esa persona en privado, sin juicios ni etiquetas. Por ejemplo, podrías decir algo como:
«He notado que últimamente te sientes incómodo/a en algunas situaciones del equipo. ¿Hay algo que te preocupe o en lo que podamos trabajar juntos?»
Este enfoque no solo desactiva la defensiva de la otra persona, sino que también demuestra tu interés en mejorar la relación. Quizás te sorprendas al descubrir que lo que parecía una actitud negativa es, en realidad, una necesidad no atendida.
Sé claro/a con las expectativas
Las personas tóxicas suelen generar conflictos porque no tienen claras las reglas del juego. ¿Tu equipo sabe qué tipo de comportamiento esperas de ellos? Si no es así, este es el momento de definirlo.
Por ejemplo, si el problema es un lenguaje agresivo en las reuniones, establece normas claras como:
- «En este equipo, valoramos la crítica constructiva y el respeto mutuo.»
- «Todos tenemos derecho a expresar nuestras ideas, pero también a ser escuchados con empatía.»
Recuérdales que esas normas no son negociables y que están ahí para proteger la dinámica del equipo. Si alguien las incumple, actúa de inmediato, pero con firmeza y empatía.
El poder de la retroalimentación individual
El feedback es una herramienta poderosa, pero hay que saber usarla. Si tu única interacción con la persona tóxica es para señalar sus errores, no esperes grandes cambios. En lugar de eso, combina críticas constructivas con reconocimiento.
Por ejemplo:
- Reconocimiento: “Sé que aportas mucho valor al equipo con tu experiencia en X…”
- Identifica el problema: “…pero últimamente he notado que algunos comentarios en las reuniones generan tensión.”
- Propuesta de mejora: “¿Qué te parece si trabajamos juntos en formas más efectivas de comunicar tus ideas?”
Este enfoque evita que la persona se sienta atacada y, en cambio, la invita a formar parte de la solución.
Cuida al resto del equipo
Una persona tóxica no solo afecta al líder, sino a todo el grupo. Por eso, mientras trabajas con esa persona, no olvides proteger el ambiente del equipo. Escucha a los demás, refuerza las dinámicas positivas y celebra los avances, por pequeños que sean.
Por ejemplo, si en una reunión alguien propone una idea y la persona tóxica responde de forma negativa, intervén inmediatamente:
«Agradezco tu perspectiva, pero recordemos que aquí intentamos enfocarnos en construir soluciones. ¿Qué alternativas propones?»
De esta forma, modelas el tipo de comunicación que esperas y evitas que el equipo se desmotive.
Saber cuándo decir “basta”
No todas las situaciones tienen un final feliz. Si a pesar de tus esfuerzos, la persona no cambia y sigue perjudicando al equipo, llega un punto en el que debes priorizar el bienestar colectivo.
Antes de tomar una decisión drástica, asegúrate de haber documentado todo: comportamientos problemáticos, conversaciones, medidas correctivas… Esto no solo te protege a ti como líder, sino que también deja en claro que has actuado de forma justa.
No es fácil, pero recuerda: tu trabajo como líder es cuidar del equipo, no de una sola persona.
Prevenir antes que lamentar
Una de las mejores formas de lidiar con personas tóxicas es evitar que esas actitudes aparezcan en primer lugar. Aquí van algunas estrategias que puedes aplicar desde el principio:
- Contrata con propósito: Busca no solo habilidades técnicas, sino también cualidades como empatía, adaptabilidad y capacidad para trabajar en equipo.
- Fomenta una cultura de feedback: Si todos se acostumbran a dar y recibir retroalimentación, será más fácil abordar problemas pequeños antes de que se conviertan en grandes.
- Cuida la salud emocional del equipo: Asegúrate de que las cargas de trabajo sean razonables, celebra los logros y crea espacios para el desarrollo personal.
Cuando construyes un ambiente sano, el impacto de las actitudes tóxicas se reduce, porque el equipo mismo tiende a autorregularse.
En resumen, lidiar con personas tóxicas es una de las tareas más complejas que enfrentan los líderes. Pero si escuchas, estableces expectativas claras, usas el feedback como una herramienta constructiva y, cuando es necesario, tomas decisiones difíciles, puedes transformar incluso las situaciones más tensas en oportunidades para crecer.
Ahora te toca a ti reflexionar: ¿qué podrías hacer hoy para mejorar el ambiente de tu equipo? No subestimes el poder que tienes como líder para cambiar las dinámicas. A veces, pequeños cambios en la forma de abordar los problemas pueden generar un impacto positivo que trasciende.
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